lunes, 26 de enero de 2009

El empleo asturiano sufre el mayor revés desde los años de las reconversiones

La recesión l El mercado laboral
El Principado perdió 10.000 afiliados a la Seguridad Social en tres meses, pero los expertos ven a la región entre las mejor preparadas para salir de la crisis
Estados Unidos, Europa, España y cada una de sus regiones, Asturias incluida, presentan ya todos los síntomas de recesión económica, esté o no certificada por los recuentos oficiales del producto interior bruto (PIB): baja el consumo, crece la morosidad, aumentan los «stocks» de las empresas y lo hacen también el desempleo y los despidos. Esta última factura, la del paro, se ha dejado sentir en Asturias sobremanera en el último tramo de 2008. Desde septiembre, el número de trabajadores afiliados a la Seguridad Social disminuyó en unas 10.000 personas y hay que remontarse a los primeros años de la década de los noventa para localizar pérdidas de empleo de un tamaño semejante.

Entonces estaban vivas a la vez las reconversiones de la minería, la siderurgia, la construcción naval y el campo. Ahora muchas cosas son distintas (el tejido productivo asturiano y el origen de la crisis, entre ellas), y expertos como los economistas y catedráticos Juan Velarde y Joaquín Lorences ven al Principado entre las regiones mejor posicionadas para encarar la recesión y dejar atrás, «cuando llegue la recuperación», balances como el que dejó el peor diciembre en muchos años para el mercado laboral asturiano, con 5.000 parados más y 4.600 cotizantes menos a la Seguridad Social en un mes.

«El ritmo de la crisis es mucho más atenuado en Asturias», subraya Joaquín Lorences, poniendo el acento en cómo el aumento interanual del paro, de un 24 por ciento, aun siendo inédito en la última década y media, se queda a la mitad del promedio de una España que suma desempleados por los cuatro puntos cardinales, aunque más allí donde más se había crecido a base de ladrillo y cemento. Asturias no es Murcia, donde el desempleo se ha disparado el 76 por ciento y donde hay 91.000 personas en el paro, prácticamente el 10 por ciento de todos los murcianos que tienen más de 18 años.

Aun no siendo Murcia, Asturias padeció un diciembre negro para el empleo, con un aumento explosivo del paro y un súbito aluvión de bajas en la Seguridad Social. Es la crisis que «ya está en casa», ha dicho esta semana la Federación Asturiana de Empresarios (FADE). ¿Qué ocurrió en este final de año en el mercado de trabajo? Asturias había capeado el temporal durante buena parte de 2008. A la altura de junio el desempleo aún bajaba en la región y crecía el empleo. Es más, unas semanas después, la encuesta de población activa (EPA) colocaba al Principado en una posición inédita entre las regiones españolas donde el objetivo del pleno empleo estaba más cercano.

La Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADEI) empezaba a ver, no obstante, que las señales de deterioro -ralentización de las afiliaciones a la Seguridad Social, crecimiento del paro registrado...- iban ganando volumen. Octubre y noviembre fueron malos y lo peor llegó mediado diciembre. Los datos reunidos por este diario señalan ese momento como una especie de punto crítico a partir del cual el mercado laboral se deprimió intensamente.

Es habitual que cada diciembre, por ejemplo, los constructores aprovechen las fiestas para mandar al paro a su personal eventual, una especie de vacaciones forzosas y pagadas por el Inem. Pero lo normal en los diciembres precedentes era que en esa situación se vieran unos cientos de personas. Esta vez fueron más de dos mil. El agotamiento del trabajo en las obras residenciales y las dificultades de decenas de empresas dispararon el desempleo en la construcción un 25 por ciento en un mes, hasta situarlo en 10.000 personas.

No ocurrió sólo con la construcción. En el caso de la industria, según las explicaciones recabadas, fue como si las empresas se contagiaran del hábito invernal de los constructores. La versión industrial de la crisis se plasmó en un aumento del paro de 900 personas, parte de ellas afectadas por una cadena de regulaciones de empleo que se concretó también en diciembre. La recesión, ha recogido SADEI, se ha instalado en lo medular de la industria regional: en el metal, en las fábricas auxiliares de la construcción, en las plantas de componentes de automóvil y hasta en el sector agroalimentario, aquel que suele tardar más en resentirse cuando hay crisis de consumo.

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